• 07/04/2020

"Hombre al agua, rápido", ¡lo que cuenta son los puestos de trabajo, no la cartera!

En su nueva circular, Ernst Prost anima a "desarrollar posibilidades para todos" también, y, sobre todo, en tiempos de crisis

Queridos compañeros de viaje:

Últimamente, el grito "hombre al agua" se oye con mucha frecuencia. Pero no pensado como grito de auxilio, sino como orden al departamento de personal.

¡Nosotros no! ¡Nosotros tenemos un plan, una receta, de cómo mantener motivados a 1000 personas y que vayan a trabajar con ganas, a pesar del coronavirus! Aquí no habrá ni jornada reducida, ni despidos, ni pérdidas. Porque somos el equipo que más lucha. Nadie se esconde, todos arriman el hombro y yo mismo renuncio a mi sueldo, por completo. Aquí vamos todos al trabajo, a la fábrica y al transporte con sentido de responsabilidad y con precaución, con la misma idea que las enfermeras, cuidadores y personal médico van al paciente: con vocación de sacrificio.

1000 personas orgullosas que se convierten en el mejor ejemplo de cómo su empresa trata a su equipo, trabajadores y empleados. Un ejemplo que va a conocer todo el mundo: el cliente, el vecino y los amigos. Y naturalmente la prensa. Todo a lo que nos dedicamos y lo que nos ocupa se comunica en nuestro sitio web. Por ello recibimos los aplausos, la aprobación, el reconocimiento.

Y por ello seguimos en pie. El suplemento de Semana Santa para todos los copartícipes ha costado 500 euros. Y anteriormente fueron 1000 euros, es decir, un total de 1,5 millones en concepto de complementos por trabajo penoso por coronavirus. Dinero muy bien invertido. Y muchos compañeros y compañeras realmente necesitan el dinero ya. En otras empresas seguramente también, sin embargo, lo que hacen muchos listillos es implantar la jornada reducida o despedir empleados para que la sociedad se encargue de los costes de personal. Sin embargo, están nadando en dinero. ¿Y quién le consiguió esa fortuna? Justo aquellas personas que ahora deja tiradas. Por desgracia, muchísimas empresas irresponsables están haciendo ahora la misma guarrada. Se olvidan de los millones y miles de millones que han acumulado durante estos últimos años. Dos meses de viento en contra, tan solo dos meses, y todos se van corriendo a Papá Estado gritando "hombre al agua", pero no para socorrer, ¡sino como orden!

¡NOSOTROS no hacemos eso! NOSOTROS nos sentimos responsables de nuestra empresa, nuestra gente, nuestros clientes, nuestra sociedad y nuestro país. Todos nos acordamos perfectamente de la crisis financiera de 2008 y 2009. En aquellas fechas actuamos de la misma manera. Hubo otros que se dedicaron a recortar sueldos, a despedir y a implantar jornadas reducidas en las plantillas para estabilizar sus ganancias. ¡Menuda m...! ¡Y vaya estupidez! De aquella crisis salimos enormemente reforzados, porque hicimos precisamente lo que estamos haciendo ahora también. Sabemos qué estamos haciendo y no solo sabemos que está bien: ¡sabemos que es la única manera decente de tratar a nuestra propia gente! Son las mismas personas que han generado millones y miles de millones de euros en ganancias para sus empresas. ¡Eso no se puede olvidar en tiempos de crisis!

Las personas tampoco van a olvidar cómo les han tratado sus empresas en situaciones difíciles, bien sea por darles una patada en el culo o por apoyarles, apoyarles en la lucha para que la empresa sobreviva, y con ello sus puestos de trabajo, pero también para asegurarse las futuras fuentes de ganancias de las empresas. ¿Que quién lo debe hacer? Puede intentar adivinarlo tres veces. Permítanme que dude que, ante este escenario, sea sensato enviar a casa a aquellos que pueden realizar estas tareas para ahorrarse los costes laborales mediante jornadas reducidas o despidos y hacer que esos gastos corran a cuenta de la sociedad. Se trata principalmente de mantener la importancia social positiva que tienen las empresas y no solamente su máxima rentabilidad. No se trata de la cartera, sino de los puestos de trabajo, la creación de valor añadido, la recaudación fiscal y las aportaciones de empleadores y empleados a nuestros sistemas de seguridad social que tan beneficiosos son. No se trata de retener a toda costa un poco para uno, sino de desarrollar posibilidades para todos. Y también, mejor dicho, precisamente en las crisis, ¡las posibilidades son enormes! 

Su

Ernst Prost

Gerente