• 03/04/2020

"¿Aprenderemos algún día?"

En su más reciente circular, Ernst Prost, director gerente, reflexiona sobre una "política rematadamente errónea donde el dinero cuenta más que las personas"

Estimadas compañeras, estimados compañeros:

SARS, ébola, peste porcina, gripe aviar, EEB (vacas locas), fiebre del dengue, zika, epidemia de la gripe (todos los años), SIDA, malaria, tuberculosis (ininterrumpida), cólera y peste (todavía) y en la actualidad un nuevo coronavirus. ¿Queda claro? De la misma manera que se repite la historia, se repiten también las epidemias y pandemias. Quien no lo crea, tan solo tiene que hojear los libros de historia y leer lo que los expertos en este campo llevan anunciando desde hace años y décadas y de lo que están avisando sin rodeos: brotes de enfermedades  recurrentes y mundiales, epidemias y pandemias, independientemente de qué tipo, con patógenos sobradamente conocidos o nuevos o mutantes... ¿imprevisible? ¿Una amenaza desconocida? ¿Inimaginable? ¿Sin previo aviso? ¿Nunca visto en el mundo?

¡Eso es una mentira descarada! O como mínimo idiotez e ignorancia. Se han igorado avisos, se han negado a creer, falta total de ideas y no se ha reaccionado a tiempo ni de manera coherente, porque no ha convenido y porque, claro, prepararse ante posibles catástrofes cuesta dinero. Tenemos muchos organismos que se ocupan de la protección civil. Y nos faltan los más básicos protectores bucales...

Indumentaria para personal médico, de enfermería y cuidadores... Aquí y allá faltan también camas, respiradores, desinfectantes, material de vendaje, guantes y otros "productos de alta tecnología". Pero lo más importante falta desde hace ya mucho tiempo: debido a una política rematadamente errónea, donde el dinero cuenta más que las personas, nos falta personal en los hospitales y centros de asistencia. ¡Una vergüenza para nuestro país! En tiempos de la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas federales tenían al menos sus silos llenos de material de supervivencia. Esa era la época en las que se cumplía de manera enérgica el servicio social sustitutorio en los hospitales y centros de asistencia... Desgraciadamente, aquel servicio social se eliminó de manera imprudente... Hoy en día nos hacen los antibióticos en India y si ellos no pueden hacerlos, pues nos quedamos sin nada... La protección civil eficaz de la propia ciudadanía no es eso.

Pero sobre todo lo que falta es la capacidad de imaginarse que el hombre moderno puede padecer una catástrofe, que le asole algo similar a una plaga bíblica, una crisis de magnitud global. Lo que no debe ser, no se puede consentir. Típica actitud de avestruces... nos hemos estado columpiando durante años y décadas en supuesta seguridad escondiendo la cabeza en la tierra. Los peligros y las catástrofes de este mundo nos quedaban muy lejos. Las víctimas de epidemias recurrentes y los habituales muertos por hambrunas también... Celebrar el carnaval e irse a esquiar en Alemania, mientras en China, desde el 25 de enero, 50 millones de personas tenían que permanecer en una durísima cuarentena. ¿China? Bueno, esos son los de siempre... Cuando el impacto se fue acercando por Italia, lo único que propició fue una oleada de tranquilizantes ruedas de prensa del formato "todo controlado" por parte de los responsables de turno. ¿Italia? Bueno, los del sur ya se sabe también...

Hace algo más de 100 años, la gripe española asoló con toda violencia gracias al empeño en no hacer nada y negarlo todo. Llegó un momento en el que hasta el más ignorante se dio cuenta de que la gente caía como moscas. Se estima que fueron unos 50 millones de muertos. Los mató el virus, pero también la ignorancia y la pasividad. La pandemia actual tiene el mismo aspecto para mí. Por el fracaso de los dirigentes, como dije ayer, muere la gente. Así de fácil, a la vez que terrible y perverso, es esto. El que no escuche que pague las consecuencias... Por desgracia, primero mucha gente tiene que pagar las consecuencias, sufrir y morir hasta que aquellos que no quieren oír muestren más modestia.

Y, sin embargo, ¿qué pinta tiene el sistema de alerta temprana en la economía? ¿Se reacciona al menos allí, cuando se trata de dinero, más rápido y de manera más coherente para evitar lo peor y eliminar a la vez el mal y su origen? Opino que podemos contestar a esa frase con un "sí". No deja de tener cierta importancia si no queremos acabar todos en la más absoluta miseria. Lo importante es que no solo salvemos la cartera, sino que también salvemos las empresas, antes que nada, los puestos de trabajo de los que dependen las personas que tienen que cuidar a su familia con sus sueldos y salarios. Siempre he sido partidario de la economía social de mercado y ahora lo soy todavía más, porque veo cómo funcionan las fuerzas del mercado para el bien de la sociedad, sin contar unas cuantas vergonzosas excepciones tipo usureros, sinvergüenzas y aprovechados. El estado, la economía y los sistemas de seguridad social juntos funcionan muy bien.

La capacidad de rendimiento, la imaginación, la creatividad y la dedicación de los autónomos, profesionales, empresarios, artesanos, trabajadores y empleados velarán por que, al menos en Alemania, no falte de nada (quizá solo durante unos días papel higiénico). Las fuerzas del muchas veces censurado mercado libre son las que ahora garantizan que esto siga funcionando, que se creen nuevos puestos de trabajo, que las nuevas tecnologías logren avanzar de manera que generen ganancias, seguridad y bienestar para todos y que se vuelva a llenar la caja de la Seguridad Social. Esta beneficiosa combinación, que tiene al ser humano por eje, es la que ha logrado doblegar previas crisis como la del euro, la de las deudas, la insoportable crisis financiera de los años 2008 y 2009, pero también del 11-S y sus consecuencias y también de las crisis del petróleo en 1973 y 1979. Nosotras, las personas, también superaremos esta crisis, de eso estoy completamente seguro. Una economía nacional que se rige por el rendimiento, que es liberal y social, puede sufrir una caída de vez en cuando o pasar ciertos apuros, pero no se quedará paralizada o atascada en su miseria. Somos demasiados para que ocurra: Somos 42 millones de trabajadores en Alemania que quieren salir de este embrollo y que remamos con cabeza, corazón y manos para afrontar las inmensas tareas ante las que nos encontramos. ¡NOSOTROS ya estamos en ello, no solamente en Alemania, sino también allí donde estamos con nuestros productos!

Les deseo que tengan un viernes plagado de éxito y que disfruten del descanso durante el fin de semana.

Su

Ernst Prost