• 15/07/2020

Las tenía todas :)

Ernst Prost, el director gerente de LIQUI MOLY, sobre la libertad de prensa y la libertad de opinión

Queridos compañeros y compañeras:

Las tenía todas :) :) O ellas a mí... «Playboy» o «Bild-Zeitung». «WirtschaftsWoche» o «Junge Freiheit». «Südwest Presse», «Capital», «Focus» y unos cuantos canales de televisión. Para mí es una experiencia enriquecedora y a la vez grata, intercambiar opiniones con redactores y periodistas sobre nuestra época y nuestro mundo, y cómo no, también sobre LIQUI MOLY. En todas las ocasiones me embarga una gran tensión, esperando a ver qué flecha pone en el arco mientras elige cómo acercarse a mí, la presa. Mi rostro plagado de cicatrices de acné es cosa fácil, pero abordar las razones por las que a veces la crítica me despedaza desde luego que merece una conversación o indagar en algunos aspectos. Más que nada ver quién me ataca y desde qué flanco...

Sin embargo: estoy saliendo bien parado últimamente. :)

Es sorprendente lo que un periodista talentoso puede hacerme decir, cuando formula preguntas inteligentes y se prepara bien la entrevista. No cabe duda que los números, datos, parámetros económicos, volumen de negocios y beneficios interesan siempre. Pero eso es tan solo lo que se puede ver, medir y contar, es tan sólo la décima parte del iceberg. Ir al grano es cuando mi interlocutor va ahondando en mi pasado, mi alma, mi modo de ver el mundo. Ahí es cuando se pone interesante. Ahí están las 9/10 partes del iceberg, las que están sumergidas. Confieso que me divierte mucho. Mejor todavía es cuando una pregunta inteligente me obliga a reflexionar profundamente y sacude mis pensamientos. No pocas veces he tenido, mejor dicho, he podido corregir nuestro rumbo y así idear nuevas vías. Sugerencias que agradezco mucho a un entrevistador respetable.

Cuando me relaciono con la prensa, procuro siempre permanecer fiel a mis principios y no fingir. Las notas que me dan por mis principios me son mil veces más importantes que las que me dan por mis logros. ¡Tener principios en vez de amoldarse! La libertad de prensa es un bien preciado, al igual que la libertad de opinión. Son dos lados de una misma moneda. Tener principios es decir algo conscientemente, incluso si ello implica que de pronto a uno le lluevan críticas, sobre todo por parte de aquellos a los que no les gusta lo que decimos. La libertad de opinión, al igual que todos nuestros derechos fundamentales, se basa en el respeto a la diversidad en las opiniones creencias y estilos de vida. Sería un desastre, no tener nada que decirse, solamente por tener miedo. Esto ya lo hemos vivido por aquí y, desgraciadamente, sigue ocurriendo en muchos otros países hoy en día. A veces leo artículos sobre una sociedad presuntamente dividida. Discúlpenme, pero una sociedad siempre estará dividida y nunca será un «montón de personas» uniformadas y sometidas.

Gracias a Dios que tenemos diversidad. Lo contrario es simplismo... Hay que saber vivir con el hecho de que las otras personas son distintas, piensan distinto y actúan distinto. Para mí, eso también es democracia. La prensa es una parte integral de gran importancia para nuestro ordenamiento fundamental liberal. Por eso me encanta trabajar con redactores y periodistas. También cuando a veces me den para el pelo, o mejor dicho, para mi calva. :)

Un buen periodista no recurrirá jamás a la burla, la difamación o el menosprecio. Al contrario. Un periódico se construye con amor y no con odio, porque la lengua da forma al pensamiento y el pensamiento es el paso previo a la actuación... Uno de los mayores maestros del gremio de los escritores, desgraciadamente ya fallecido, me dijo una vez lo que le guiaba en los reportajes sobre otras personas, además de la búsqueda de la verdad absoluta: eran los principios de dignidad, honor, respeto, decencia y tolerancia. Es el equipamiento perfecto para convivir bien, sin hacer daño o herir al prójimo. Porque una sociedad es precisamente eso. No se trata de imponer a toda costa, sino de entender con afecto.

Saludos cordiales,

Su 

Ernst Prost